domingo, 20 de marzo de 2016

Hola.

Podría empezar diciendo algo cliché como que estoy muy emocionada con este nuevo proyecto o cosas de esa índole. O contando por qué decidí crear un blog, o por qué lo llamé como lo llamé —esa es una historia intersante, quizás para otro momento—, podría incluso hablar sobre mí. Pero, honestamente, este blog no se trata de mí, sino de mis palabras —que no son tan mías porque, bueno, son de Apolo—, de mis versos y mis prosas, de mis relatos y mis poemas, al menos por ahora. Habrá que ver si esto crece, aunque no sé que es esto exactamente. Ni tampoco a quien le hablo, si es que le hablo a alguien, alguien que no sea esta virtual hoja en blanco. Es extraña la sensación de escribir esto, es como hablarle a todo el mundo y no hablarle a nadie al mismo tiempo. Como dialogar sin respuesta, pero esperando una.

Vale, vale, ya sé, he terminado por desviarme y no sé ya ni lo que escribo, así que mejor dejamos esto —otra vez la condenada palabra— hasta aquí. 

Pues nada, gracias, persona anónima, por pasarte por mi blog. Ojalá no pienses que estoy loca.

Hasta luego,

Danny.

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